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  Krisztina Egerszegi
 

Krisztina Egerszegi

En la natación mundial existen muchos mitos, algunos nadadores son aspirantes a serlo, otros son mitos fugaces y otros lo serán para siempre.

De todos, hay mitos muy mediáticos y otros que parece que no hayan existido, aunque sus hazañas sean reconocidas con grandeza. El caso de Krisztina Egerszegi es un claro ejemplo de hazaña sin reconocimiento mediático.

Krisztina nació en Budapest (Hungria) el 16 de agosto de 1974, empezó a nadar con 4 años en el Spartacus de su ciudad natal, club al que sería fiel durante toda su vida deportiva y que es el más importante de Hungría donde tuvo a tres entrenadores durante su carrera deportiva: Kiss Miklós (1978-82), Thury György (1982-86) y Kiss László (1986-96). 


La primera época
Ya con sólo 5 años, su entrenador llamó a la atención del entrenador principal para que observara a Krisztina, pues tenía unas aptitudes fuera de lo normal. Kiss Miklós solía enseñar a nadar practicando el estilo de espalda y enseguida se dio cuenta de la elegancia de aquella pequeña y sonriente niña. Él y László hicieron un seguimiento muy cercano de Krisztina hasta el punto que en 1980 hicieron lo posible para que fuera a la escuela primaria Gyorgy Thury para que le facilitaran las cosas para poder entrenar. Ya por entonces se había ganado el mote de “Eger” (ratoncito en húngaro, también la abreviación de su apellido).
 

 
El Desarrollo
Cuando Kiss László se hizo cargo de ella, Krisztina tenia 12 años, el informe de evaluación fue el siguiente “se trata de la espaldista ideal, pues tiene las nalgas pequeñas, muslos finos, palmas grandes, amplios hombros y flexibles y una flotabilidad excelente en la superficie del agua”.

Por supuesto a esa edad no era aún el momento de especializarse en un estilo, puesto que habría obstaculizado su desarrollo más adelante. Su anterior entrenador (Thury) había tenido la consigna de prepararla como estilista.

El plan de trabajo a los 12 años fue ante todo ganar volumen nadando croll, y la espalda fue utilizada en los entrenamientos solo para mejorar su técnica.
La calle 8, al lado de la pared fue hecha extremadamente estrecha, solamente media unos 60 centímetros de ancho. ¡Eger tuvo que nadar en este carril, sosteniendo una caja vacía de lata en su frente durante horas!

Al disponer de un espacio tan pequeño en el cual nadar, la forzaron a tirar de su brazo bajo su cuerpo, con un asimiento profundo muy similar al del croll. Entonces consiguió un movimiento que rotaba con la mano debajo de las nalgas.

Con ello Eger consiguió un movimiento de hombros excepcional y una brazada potente gracias a la simetría y estabilidad ganadas en los entrenamientos con la caja en su frente.

Su entrenador, un hombre que entonces ya contaba con más de treinta años de experiencia decía “Un nadador de talla mundial debe tener la capacidad para observarse, ser crítico y mejorar. La base del éxito es el entrenamiento. Los entrenamientos se diseñan a partir de una serie determinada de pruebas que se tienen que realizar en un tiempo determinado. Yo siempre he explicado a mis nadadores que es como entrenar a ser un delantero de fútbol. Si logras realizar la serie en el tiempo previsto has marcado un gol. Eger tenia una determinación y motivación tan alta, que aunque los entrenamientos fueran muy duros, si no conseguía hacer una serie en el tiempo previsto, por propia iniciativa la repetía”.
 

 

El éxito
Su primera competición oficial de alto nivel fueron los europeos de 1987 donde entró en las finales en las dos pruebas en las que participó, aunque solo tenía 13 años. En las olimpiadas de Seúl en 1988, cuando contaba con sólo 14 años y 45 kilos de peso vino su puesta de largo. Aunque se enfrentaba a las alemanas del este (que literalmente hacían dos como ella), allí ganó la medalla de oro de los 200 espalda con un tiempo de 02:09.29 sobre las alemanas Katherin Zimmerman y Cornelia Sirch. En los 100 espalda se colgó la medalla de plata superada por la también alemana del este Kristin Otto. En los siguientes seis años, solo perdió una prueba de los 200 espalda, fue al año siguiente en los campeonatos de Europa en Bonn frente a la alemana del este Dagmar Hase.

En los siguientes tres campeonatos de Europa en Atenas (1991), Sheffield (1993) y Vienna (1995), Eger ganó en todas las pruebas en las que se presentó: 100 y 200 espalda, 200 mariposa, 400 estilos.

En 1991 con el cambio de normativa en los virajes de espalda (antes en cada viraje el nadador debía tocar la pared con la mano) demuestra una adaptación muy rápida y ese cambio aún la distancia más de sus rivales, superando los records del mundo de 100 y 200 espalda. El record de 200 espalda que estableció en Atenas en 1991 con 02:06.62 aún hoy es vigente.

En las olimpiadas de 1992, con 18 años, ya es una nadadora experimentada y finaliza el evento siendo la reina olímpica al conseguir tres oros en las tres pruebas individuales en las que participa (100 y 200 espalda, 400 estilos). 



 

Cuatro años más tarde, en Atlanta 1996 ya tenía cierta desmotivación. Aún así ganó el oro en los 200 espalda, el bronce en los 400 estilos y en el relevo de 4x100 estilos hizo mejor tiempo en el tramo de 100 espalda (1:01.15) que la que ganó la prueba de 100 espalda individual.

Fue declarada mejor nadadora mundial en 1991 y mejor nadadora europea en 1990, 1991 y 1992.

El seleccionador nacional húngaro Tamas Szechy dijo una vez “Eger es una gran campeona, pero los que la conocemos sabemos que realmente es una persona que ha trabajado mucho y muy duro y eso tiene tanto o más valor”.

En 2001, Juan Antonio Samarach le impuso la distinción de la orden olímpica en el museo olímpico de Laussane.

Al retirarse, Eger puso un restaurante en Budapest que lleva el nombre húngaro de “el rincón del ratón”. Actualmente está casada y tiene un hijo. En Hungría la siguen llamando Eger o Reina Krisztina (Kristina Kiralyno en húngaro).

Hechos impresionantes

  • Es la deportista más joven en ganar una medalla de oro en unos juegos olímpicos.
  • Es la única mujer en conseguir cinco medallas de oro en pruebas individuales de natación.
  • Segunda nadadora en ganar la misma prueba en tres juegos olímpicos distintos (200 espalda).
  • Mayor ventaja conseguida en una final olímpica en pruebas de 200 metros (4,15 segundos).
  • En 1991 rebajó el tiempo mundial de 200 espalda en nada menos que en 1,98 segundos y lo dejó en 02:06.62. Este record del mundo aún es vigente hoy en día.
  • Tercera en conseguir tres oros individuales en la misma olimpiada igual como lo hicieron Debbie Meyer (USA) en 1968 y Janet Evans (USA) en 1988.
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