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  Factores de Exito
 
Factores de Exito


Es normal que todo el mundo se pregunte lo que está ocurriendo en la evolución de la natación después de un año tan prolijo en récords mundiales. Se trata de una ecuación compleja que en este 2008 ha ajustado sus variables lo suficiente como para dar un salto cualitativo importante a las marcas. En este artículo he intentado resumir lo leído en varias decenas de artículos aparecidos en la prensa norteamericana en las pasadas semanas.
 
En un año olímpico es normal asistir a la rebaja importante de los topes mundiales, aunque en este 2008, además hemos asistido a la evolución del conjunto de la natación, no solo en el vértice de la pirámide. Las marcas para entrar en finales o semifinales en Pekin se han disparado con respecto a anteriores competiciones y además en unas cuantas pruebas han sido varios los nadadores o equipos que han superado el record mundial anterior.
 
De todos los factores, puede que hay uno que ahora se esté consolidando y sea relevante si tenemos en cuenta los datos de los Juegos de hace más de una década: el profesionalismo. No hace tantos años que la natación se terminaba tras el periodo universitario de los nadadores o a una edad equivalente. El motivo sin duda era que no existía forma de poder vivir económicamente de la natación y en muchos países tampoco la de poder pagar a un entrenador o disponer de una piscina en condiciones.
 
De un tiempo a esta parte se ha extendido entre los mejores a nivel mundial la continuidad más allá de los 21 o 22 años gracias a la esponsorización de empresas o bien mediante becas del estado. Mark Spitz abandonó la natación a los 22 años precisamente para poderse ganar la vida, hoy Aaron Peirsol, por poner un ejemplo, va a entrenar con un BMW y este año ganará algo más de medio millón de dólares.
 
Detrás de la élite mundial, en las élites continentales y nacionales existen muchos nadadores que pueden permitirse seguir disfrutando de instalaciones, entrenadores de élite y becas económicas suficientes para poder seguir adelante. De esta manera, los nadadores tienen más madurez psicológica y fisiológica lo que redunda en una mejor preparación.
 
Existen más factores a tener en cuenta. Las piscinas han evolucionado mucho y es extraño ver instalaciones en competiciones internacionales que nos dispongan de diez calles y un diseño que permita una evacuación del agua de forma eficiente con el objetivo de evitar rebotes de las turbulencias creadas. También parece demostrado que la profundidad afecta al rendimiento, así tanto la piscina de Pekín como en la que se disputaron los trials norteamericanos  en Omaha disponían de 3 metros de profundidad, algo que según Bob Bowman, entrenador de Michael Phelps, sus nadadores agradecen en los virajes además de que permiten también amortiguar mejor las turbulencias durante el nado.
 
El famoso bañador de Speedo y las réplicas aparecidas desde que fue presentado en el mes de febrero de este año seguro que ha aportado su fracción en el resultado de la ecuación. Además, son ya muchos los entrenadores que advierten que por su flotabilidad, que cambia la posición del cuerpo en el nado, y por su fuerte sujeción de los músculos, será necesario variar ligeramente aspectos del entrenamiento para poder aprovechar plenamente sus ventajas.
 
El equipo norteamericano da un dato más a la ecuación, el valor emocional. Según sus integrantes un factor decisivo es el equipo, sentir que el desafío no es solo individual, que el triunfo enriquece o empobrece a tus compañeros es un plus incuestionable en el momento de afrontar una competición como los Juegos Olímpicos y por ende en la rebaja de marcas.
 
En un artículo reciente varios entrenadores norteamericanos ponían como valor importante el conocimiento que actualmente da Internet. Siempre han existido entrenadores visionarios que aportasen métodos revolucionarios y buenos entrenadores incapaces de innovar por si solos. Hoy en día existe una cantidad ingente de literatura en Internet que permite aprender como nunca antes había sido posible, además, el fenómeno se ha multiplicado desde el año pasado con la aparición de diferentes sitios en Internet que ofrecen centenares de vídeos con los entrenamientos de nadadores y entrenadores de élite, lo que acaba redundando en la mejora del conocimiento del entrenador.
 
Por último, queda por reseñar el valor que aporta la ciencia en la ecuación final. Los avances en el conocimiento y en la observación, con multitud de cámaras de alta velocidad en diferentes ángulos ha llevado a disponer de un conocimiento muy exacto del modelo a seguir y las incorrecciones de cada nadador. También es necesario mencionar la capacidad actual para someter a los nadadores a cargas importantes con tiempos de recuperación que antes eran impensables. Por todo ello, los avances en fisiología y en biomecánica parece que están aportando un buen peso a la ecuación del éxito.
 
Así pues, la mayor madurez de los nadadores, la disponibilidad de piscinas modernas, amplias y profundas, la aparición de los bañadores de nueva generación, la mayor formación de los entrenadores, los avances en biomecánica y fisiología y el factor emocional parece que suman los esfuerzos necesarios para dar ese plus que unido al entrenamiento permiten la rebaja de marcas.
 
Queda por definir, en qué cantidad influye cada factor en el resultado final.
 
Roger Torné
www.notinat.com.es
 
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